jueves, 9 de agosto de 2018

Cómo ven nuestros hijos la conciliación

Esta mañana, de camino al campamento, mi hijo y yo teníamos una conversación recurrente últimamente. Él considera que yo estoy todo el día con el móvil y el ordenador, y yo trataba infructuosamente de explicarle que mi trabajo implica estar pendiente del tema. Pero la cuestión tiene bastante trasfondo, sobre todo porque me ha llevado a reflexionar sobre lo que piensan los más pequeños acerca de este tema de la conciliación.

Como tantas madres, cuando en pareja nos organizamos para la crianza de nuestros hijos, optamos por que fuera yo quien redujera jornada. No es un secreto que en nuestro país el empleo femenino es más precario, los salarios son menores y nuestras condiciones laborales son ya de por sí más sensibles, puesto que somos las que nos embarazamos y parimos. Ahora vamos hacia las bajas de maternidad y paternidad iguales y obligatorias, lo cual puede facilitar algo, pero mientras no lleguen la situación es la que es.

Siempre había pensado que esto sería un valor positivo para ellos. Al fin y al cabo, y haciendo el pino con las orejas un día sí y otro también, pero estás en la puerta del colegio cada tarde, les acompañas en casa mientras hacen los deberes, preparas la merienda e incluso los puedes llevar al parque mientras tratas de teletrabajar de algún modo.

El caso es que estos ratos en casa, tratando de conjugar una o dos horas de trabajo en el ordenador con su atención y cuidado, parece que son vistos por ellos como un mero entretenimiento para no atenderles. Es verdad que a ellos les tasamos los tiempos con los móviles y tablets o videojuegos, pero ¿cómo hacerles entender que también sirven para trabajar, o para las otras mil tareas familiares como revisar su evolución en el colegio, organizar la agenda de sus propios compromisos sociales como cumpleaños, comuniones, actividades extraescolares, aficiones, etc.?

Ni en mis peores pesadillas pensé que la maternidad me traería este reguero de anotaciones en mi agenda, que se suman a compromisos y citas profesionales, personales, familiares y hasta vecinales. La que no se haya sentido agobiada por todo esto en algún momento que levante la mano. Las madres que abandonan los wasap de colegios y academias son muy sabias.

Aún a costa del esfuerzo empleado, los pequeños identifican el trabajo con estar fuera de casa, en la empresa, realizando actividades como curar animales, participar en juicios como los que salen en la televisión o ser una estrella del fútbol, que es la profesión soñada de tantos niños. Si también trabajas con el ordenador y con el móvil... ¿Cómo le haces entender a tus hijos que tu oficina es cualquier lugar y cualquier momento?

Las revindicaciones sociales nos llevan a quienes peleamos por cuestiones como esta a pedir una conciliación real, que realmente podamos conjugar maternidad y trabajo, cosa que de entrada es bastante complicada. Pero ¿esos tiempos de trabajo junto a nuestros hijos, el teletrabajo, las bolsas de horas... realmente van a resolver nuestros problemas de conciliación?

He creído y creo en medidas como estas, y las defiendo, pero hoy abro aquí esta reflexión. Realmente el tiempo que les dediquemos debería ser para ellos, y no también para seguir trabajando. ¿Qué opináis?